Violencia y familia
Desde hace muchos años el tema recurrente de los argentinos, desafortunadamente, es la violencia en sus diferentes formas de manifestación: inseguridad, corrupción, desnutrición, injusticia, abuso, etc, etc, por mencionar solo algunos. La lista sería muy extensa como así las causas que la originan conformando un entretejido de difícil abordaje. Desde cualquier disciplina específica que encaremos el tema (sociología, economía, filosofía, psicología, antropología, etc. ) siempre deberíamos hacer referencia a aquéllas que no consideremos particularmente. Con esta aclaración acotaremos el tema a lo psicológico – familiar. Definimos violencia a aquél acto que con intención de dañar se ejerce contra un ser humano o un grupo de seres, distinguiéndola de agresividad que puede o no ser una manifestación de aquélla; puesto que la agresividad es una característica constitutiva del ser humano y como tal necesaria para la subsistencia. Por Ejemplo es necesario una cuota de agresividad para ingerir alimentos, al masticar esta presente. Para encarar un proyecto de vida cualquiera sea la energía que se pone en funcionamiento tiene que ver con la agresividad señalada. Sin ella sería poco probable la concreción de un objetivo. Cuando la agresividad está al servicio de la violencia estamos en el terreno de lo patológico.
Al pensar en este tema algunas de las preguntas que surgen son las siguientes: ¿por qué la violencia en la familia? ¿quién la ejerce? ¿cuál es el proceso que la desencadena? ¿cómo se la previene? y cuando está instalada ¿cómo se la erradica?.
La familia es una estructura compleja de vínculos psicológicos, un continente válido de la emocionalidad de los diferentes integrantes. En el seno de la familia se genera un ‘espacio de lo íntimo' y se depositan en ella todas las grandezas y bajezas del ser humano. Es un terreno propicio para que se manifiesten las emociones básicas del ser, además de funcionar como el instrumento más importante en la educación y socialización del individuo. En la estructura familiar , entonces, la emoción y la acción violenta tiende a aparecer sin barreras en aquellos seres proclives a ella, porque además aquél que la ejerce siente una especie de seguridad y permisibilidad, en el sentido que cree que puede ‘controlar' todo, su acto violento y sus consecuencias, como si nada se escapara de esta esfera de lo íntimo. Por ello, entre otras cosas, es tan dificultoso abordarla, porque el terapeuta debe ‘meterse’en esa intimidad, tan celosamente resguardada por sus integrantes.
El ser violento se cree ‘con derecho' a ser violento en el ámbito de lo familiar porque cree que la familia ‘le pertenece', la vive como una posesión, y en ese sentido siente que puede hacer lo que le plazca. Recordemos que proletariado significa por definición ‘que no tiene bienes', solamente es ‘dueño de su prole', de su descendencia, de su familia. Es de lo único que es dueño. Esto le da un poder que en otros contextos no tiene. No quiero decir que la violencia se de exclusivamente en familias proletarias, simplemente es un subrayado de lo que quiero marcar.
Al ejercer violencia, el ser humano, en primer lugar la ejerce contra si mismo, lo advierta o no lo advierta, y como tal es un acto autodestructivo, simultáneamente dirigido a la familia que se convierte en víctima del violento. Victimas que muchas veces por sometimiento, por preservar lo íntimo no dan a conocer esta situación porque desde su fantasía la complicarían aún más.
En líneas generales podemos decir que la violencia aparece donde falla la comunicación vehiculizada por la palabra y el afecto.
Se han planteado interrogantes, y sintéticamente señalado puntas que quizás puedan ser de utilidad como breve introducción para abordar el tema. Cada una de las manifestaciones de esta patología, cada vez más frecuente, podría representar un motivo de análisis y el tema no se agotaría; tal es la complejidad del mismo. Sirva el presente comentario para estimular el pensar. Con esta intención ha sido escrito.-